Como ya
indicaba en el capítulo 1 de mi Blog, y recordando esa célebre frase que se
atribuye a Karl Marx, “la religión ha sido utilizada como opio para el pueblo” 1,
las clases más poderosas han argumentado
-sin que casi nadie se atreviera a discutirlo- que el orden establecido era ese
y no otro debido a que la religión y el todopoderoso así lo indicaban. Pero la
historia también nos deja algunos ejemplos de personas
pertenecientes a órdenes religiosas que han demostrado una serie de valores y
principios de humanidad que tampoco deben olvidarse ni despreciarse.
Centrémonos
en el caso de España y de las que fueron sus colonias. Cuando la Edad Media
agonizaba, cuando la reconquista emprendida casi 800 años atrás por los pocos
cristianos libres que quedaron tras la invasión árabe de la península, estaba a
punto de finalizar, y cuando el periodo de la historia llamado renacimiento daba
sus primeros pasos en lo que actualmente es el norte de Italia, los Reyes Católicos,
debido entre otras cosas a la gran mezcla de culturas y religiones que en
España había en ese momento (finales del S-XV), no dudaron en aprobar el
tribunal de la Santa Inquisición. Tremendo error … Unos reyes que al alcanzar
el poder pusieron fin a las luchas existentes entre los nobles (principalmente
en Castilla), y consiguieron con ello pacificar la península ibérica. Que
fueron capaces de unir las coronas de Castilla, Aragón y posteriormente Navarra.
Que mantuvieron el país en una clara y manifiesta superioridad frente a vecinos
tan poderosos como Francia (en los planos militar y territorial) que confiaron
en las ideas de Colon, con el elevado riesgo y coste que ello suponía. Hay
incluso testimonios de reputados pensadores y humanistas de la época, que
indican que el rey más inteligente y capaz de principios del S-XVI era Fernando
el Católico. Pero no todo podía ser perfecto. Apareció el fanatismo religioso de
ambos monarcas y les hizo cometer errores tan grandes como el que comentaba
antes de formar la Inquisición. Y no solo eso, si no que fueron responsables
además de la primera expulsión del país de árabes y judíos. O abrazaban la fe
católica, o se les expulsaba del país, requisándoles todas sus tierras y
bienes. Muchos de ellos no se convirtieron y tuvieron que abandonar el país. España
perdió gran parte de la capacidad para trabajar los huertos y cultivos que ofrecían
los árabes, así como esa mentalidad casi innata de negocios que siempre han
tenido los judíos.
La
inquisición es un claro de lo que comentaba con anterioridad sobre como las
clases poderosas se apoyaban en la religión para controlar el orden establecido
en la sociedad. Ejercían represión, y privaban de libertades al pueblo. La
inquisición llegaba incluso a acusar y condenar a personas por actos que nada
tenían que ver con negación o ausencia de fe católica.
Pero no todo
lo relacionado con las órdenes religiosas ha sido negativo y reprochable. Crucemos
ahora el Océano Atlántico y naveguemos hacia El Caribe, o hacia Veracruz, hacia
Cartagena de Indias, Lima, Buenos Aires, Santiago de Chile … Estaríamos a miles
de kilómetros de España, lugar donde se legislaba, pero no solo para la península,
sino también para lo que entonces era el germen de lo que luego se llamó imperio
español. La comunicación era complicada y cualquier noticia, ley, llamamiento
al orden etc … se conocía tarde y seguramente solo se consideraba y ponía en
práctica lo que interesaba a los virreyes de cada una de las regiones. Por
ejemplo, para estos virreyes, así como para los terratenientes y demás personas
acomodadas, era muy cómodo el sistema de encomiendas, pero puesto en práctica
según les convenía. Gracias a este sistema, los colonos disponían de una serie
de personas autóctonas (llamados por
error indios desde el comienzo de la conquista y colonización) que trabajaban
las tierras de los terratenientes, y a cambio recibían cobijo, comida, educación
y cuidados cuando los necesitaban. La realidad es que este sistema de
encomiendas se había puesto en práctica de manera que no distaba demasiado de
la esclavitud. Desde la corona española se había aprobado este sistema de
encomiendas, pero entre lo que se definió que debía ser este sistema, y lo que
se aplicaba en las colonias, había una enorme diferencia.
¿Y qué tiene
que ver los principios cristianos básicos con el trato a los indios en este
sistema de encomiendas?. O mejor dicho, ¿qué tienen que ver algunos misioneros
y personas relacionadas con órdenes religiosas que fueron a América, con el
deplorable trato al que sometían a los indios?. Sencillamente que se oponían a él
y que lo denunciaron rápida y abiertamente. Los primeros misioneros Dominicos (fray Antonio Montesino, fray Pedro de Córdoba,
fray Bernardo de Santo Domingo y fray Domingo de Villamayor) desembarcaron en territorio
americano en septiembre de 1510; concretamente en la Isla de La Española
(actual Republica Dominicana). Ya estaba el orden más o menos establecido a gusto
de las personas que lideraron la conquista y tomaron los puestos de mando (Diego
Colon a la cabeza como gobernador) cuando Fray Antonio de Montesinos y resto de
Dominicos llegaron a esta isla llamada La Española. Quedaron decepcionados y asombrados del trato
que recibían los indios originales de América. En su segunda semana de estancia,
Fray Antonio de Montesinos ofició la misa diciendo lo siguiente:
“Decid ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis
en tan cruel y horrible servidumbre aquestos indios? ¿Con qué auctoridad habéis
hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y
pacíficas, donde tan infinitas dellas, con muerte y estragos nunca oídos habéis
consumido? ¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin dalles de comer ni
curallos en sus enfermedades [en] que, de los excesivos trabajos que les dais,
incurren y se os mueren y, por mejor decir, los matáis por sacar y adquirir oro
cada día? ¿Y qué cuidado tenéis de quien los doctrine y cognozcan a su Dios y
criador, sean baptizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos? Estos, ¿no son hombres? ¿No tienen ánimas
racionales? ¿No sois obligados a amallos como a vosotros mismos? ¿Esto no
entendéis? ¿Esto no sentís? ¿Cómo estáis en tanta profundidad de sueño tan
letárgico dormidos?"
Tanto Diego
Colón como el resto de colonizadores, se habían presentado en las islas como
fieles cristianos. Sin embargo, no les gusto demasiado que les recordaran que
no estaban actuando como tal, sino todo lo contrario. Tremendo contrasentido,
¿no?. De hecho, Diego Colón llamó al orden a Fray Antonio de Montesinos invitándole
a que no siguiera por ese camino en sus oficios de misa. Cuando Fray Antonio de
Montesinos regreso a España, denuncio todo lo que estaba ocurriendo en las
colonias. El trato inhumano que estaban recibiendo los indios, y el riesgo que
existía de que se despoblaran las islas, a causa de la elevada mortalidad que
sufrían los indios, tanto por las enfermedades que desde Europa se llevaron,
como por las condiciones a las que estaban sometidos 2. Tras estas denuncias de Fray Antonio de
Montesinos, se promulgó las llamadas Leyes de
Burgos en 1512, el primer código de las ordenanzas para intentar
proteger a los pueblos indígenas, regular su tratamiento y conversión, y
limitar las demandas de los colonizadores españoles sobre ellos. Como decíamos
antes, en la práctica no fueron acatadas ni por los encomenderos ni por las
autoridades.
Avancemos
casi 100 años. Hacia finales del S XVI comenzaron a llegar los Jesuitas a
América. Principalmente se establecieron en lo que actualmente es el sur de
Brasil, el Paraguay y la provincia de Misiones, en Argentina. A grandes rasgos
diremos que crearon auténticos núcleos de población (conocidos como misiones),
con escuelas, talleres, cultivos, granjas, iglesias … donde implantaron y
coordinaron una forma de vida en la que los indios de la zona (principalmente
indios guaranís) eran educados, se les ensenaba oficios y en definitiva se los
respetaba.
Detalle
bastante ilustrativo del respeto que se tenía a los indios es que era
obligatorio que todo Jesuita que llegara a cualquiera de las Misiones
existentes, debía aprender el idioma de los indios (como decíamos antes,
principalmente guaraní). Seguramente gracias a esto el guaraní se ha conservado
y se sigue hablando en la actualidad, principalmente en Paraguay, pero también
en Misiones (nordeste de Argentina).
Parece que
con esta forma de vida implantada por los jesuitas, los indios disponían de
poca autonomía, aunque también podría decirse que eso nunca les importó, ya que
no se revelaron en absoluto, sino más bien al contrario. Tal vez porque que se acomodaron a esa forma de vida,
y tal vez se sentían mejor siendo coordinados y organizados por los Jesuitas
que desde Europa llegaban. Todavía no he estudiado mucho sobre el tema y no me
atrevería decir cuál fue la causa de que esta forma de vida permaneciera de
esta manera durante casi siglo y medio. Es posible que los Jesuitas debieran
haber concebido las misiones con el fin de que los indios llegaran a ser autosuficientes,
tarde o temprano, de manera que los jesuitas no actuaran como padres
protectores permanentes de las familias indias.
Hacia 1760
apareció en toda Europa un sentimiento anti jesuítico que fue creciendo
paulatinamente. En 1767, Carlos III ordeno que finalizaran las Misiones y que
se expulsara a los jesuitas de los territorios americanos que pertenecían a la
corona española. Finalmente la Compañía de Jesús fue eliminada a nivel mundial.
Lástima que
apenas queden unos pocos restos de aquellos núcleos (misiones), debido a
invasiones y saqueos ocurridos desde la expulsión de los jesuitas. Cabe
destacar los que llevó a cabo el ejército paraguayo en 1817, durante la guerra
de la independencia.
Volviendo al trato recibido por los indios durante la conquista y la
colonización, y a modo de conclusión, queda claro que las máximas autoridades
que en las colonias había, no estaban por la labor de respetar ningún derecho
de los indios, porque eso hubiera conllevado una pequeñísima disminución de las
enormes ganancias que estaban acumulando. Pasaron por encima de los principios
cristianos, de las personas que los exponían y los recordaban (dominicos,
jesuitas…) y de cualquier norma y ley que así lo indicara. Lástima que estos
dominicos y jesuitas que fueron a América, que eran personas con principios
(por lo menos algunos de ellos) y para las que por encima de sus beneficios
estaba la dignidad humana, no pudieran apenas hacer frente a la gran mayoría de
colonos y conquistadores, los cuales tenían otras prioridades en sus mentes
mucho menos humanitarias.3
Por
desgracia, el Tribunal de la Santa Inquisición estuvo presente en España hasta
bien entrado el S-XIX. La parte más oscura y despiadada de la Iglesia pertenecía
a esta institución, que se encargó de atemorizar a la población y de intentar reprimir
cualquier atisbo de creación y desarrollo científico y humanista en España. Una
tremenda censura hubo en España a la introducción y traducción al español de
muchos libros procedentes del resto de Europa, principalmente durante el
reinado de Felipe II.
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